martes, 7 de septiembre de 2010

Olvidandose uno mismo se encuentra

¡Hola a todos! Aunque con la mayoría ya he tenido el gusto de trabajar juntos, hay algunos que no me conocen. Mi nombre es Paula. Si preguntan por mí, cualquiera que me conozca en la universidad me asocia con dos lugares: La Iglesia y el famoso “Hueco” ubicado aquí cerca, en Colonial. Es extraño, ambos lugares son tan distintos, pero de eso no les voy hablar.

Nací en una familia católica, desde que tengo uso de razón voy a misa. Hasta los 16 años era una católica más, un año después tome la decisión que daría un sentido completo a mi vida. Y no es que mi vida no tenía sentido, sino que algo faltaba. Entre al equipo de soldados… Del ejército se preguntaran ustedes. Pues no, al equipo de soldados de Cristo, en palabras más simples: me hice catequista.

No quiero ahondar mucho en ello. Pero… Esa etapa de mi vida fue muy difícil, sentía que el mundo se me venía encima por una tontería que no vale la pena recordar. Solo les puedo decir que para una chica de 17 años, que estaba más templada que cuerda de guitarra, era una tragedia. Sentía que me iba a morir.

Ese hecho tan triste me desanimaba a ser catequista, estaba tan vacía y sin ningún conocimiento de fe que transmitir a los chicos. Yo era la que necesitaba ayuda, le pedí mucho a mi Jesús, para que me diera fortaleza y valentía, para no desanimarme de la decisión que había tomado. Los días pasaron y llegó el día en que conocería a mis “chicos problemas” que luego pasaron a ser como mis hijos. Poco a poco los fui conociendo, eran 18, todos con dificultades distintas. Desde problemas de familias disfuncionales, intentos de suicidio, pandillas hasta temas de sexualidad que tuve que tratar. Cada uno de ellos con tantos problemas y yo que no podía ni con los míos, tuve que encargarme de ellos.

Casi, casi misión imposible, pero para Él todo es posible. Al escuchar tantos problemas, me di cuenta que mi problemilla de enamorado de colegio, era una estupidez. Ellos tenían verdaderos problemas y mi misión era ayudarlos a que tengan un encuentro con mi Jesús y a partir de ese momento sus vidas cambiarían.

Tengo el orgullo de decir que de los 18, se confirmaron 17, 14 van a misa los domingos, 5 participan de grupos parroquiales y una es catequista como yo. Les parecerá insignificante pero créanme que es un gran logro. La mayoría ingresa a la catequesis, se confirma y luego no se aparecen por la iglesia hasta cuando se casen, fácil y es tu caso.

Este es mi tercer año en la catequesis, ahora estoy con otra comunidad de adolescentes, he ganado experiencia y he aprendido que olvidándose uno mismo se encuentra. Los problemas de los demás hacen que encuentres la solución a tu problema y los dejes de lado. Yo encontré la solución en estos chicos, por que en cada uno hay un Cristo que necesita ayuda.

viernes, 4 de junio de 2010

Los quiero a todos



Para ti emma:

Ayer renove nuestra alianza, te pedi fuerzas para serte fiel y no mirar el pasado que me condena. Pensé que hoy todo iba cambiar, q iba amanecer alegre y con el rostro radiante, pero no, todo sigue igual, mi cuarto es el mismo, igual de desordenado, mi familia es la misma, igual de amorosa. Pero hay algo, una decisión que crece en el silencio, como todo lo que viene de ti, silencioso y misterioso.

Quiero amarte, estoy decida hacerlo, pero parece q los otros no quieren, porque no me dan ánimo para hacerlo. La mayoría me incita a lo mismo: hombres.


¿Dejar de buscar hombres? Difícil, sabes que en su mayoría son mi debilidad. ¿Hombres? Por q no fui hombre? Eso lo sabes Tú. Cada varón es diferente, porqué no se puede tener a todos al mismo tiempo. Sí, yo los quiero a todos, o al menos a un representante de cada deseo.


Sí, quiero al amoroso, que me llene de besos y caricias hasta que cada parte de mi cuerpo quede marcada por sus labios. Sí, quiero al indiferente, para acosarlo hasta que no se pueda resistir a mis encantos. Sí, quiero al loco que se atreva a escribir en todas las casas de mi cuadra que me ama, que se suba a los micros y le grite a todo el mundo: ¡Yo la amo! Sí, quiero al cuerdo, que me detenga en mis locuras, que me grite fuerte cuando me comporte mal. Sí, quiero al pisado que venga a lavar mis platos y me acomode la cama, que me preste todo lo que tiene, que acepte mis golpes y mis reclamos, que cumpla mis caprichos y haga todo lo que le diga. Si, quiero al celoso, que este a mi costado en cada fiesta, marcando su territorio, que se pelee con cada insolente que me lance un piropo, que me llame a cada hora para saber donde estoy. Sí, quiero al detallista, que me llene de obsequios, cartas, que cree canciones y que cada mes me traiga serenata.


Si, los quiero a todos, pero cuando me entrará en la cabeza que Tú, eres todos. Tú y solo tú, puedes quitar a los demás del medio y ser el único en mi vida. Porqué no lo haces, te gusta ser chachudo, mmm no lo se. ¡Hazlo! Te doy la autorización, borra de mi mente a todos esos hombres y ponte en el centro, yo se que lo puedes hacer. Manda al que tienes que mandar y déjalo en mi vida, no te lo lleves, lo necesito.


Anatema

lunes, 24 de mayo de 2010